lunes, 21 de octubre de 2013

¡Cuánto te quiero hijo mío!

Esto es la base de todo, sobre el cariño y la atención se forjan los pilares del niño y futuro adolescente. La autoestima, la forma de ser y autenticidad que al crecer nos hace ser fuertes en personalidad. Ser únicos.
¿Por qué algunos chavales dejan de leer cuando pasan a la ESO?, ¿qué les pasa a los alumnos cuando dejan la primaria?, ¿qué mecanismo interno provoca en el chico esa dejadez a la hora de leer?. Movido por la curiosidad y no teniéndolo nada claro he decidido preguntar a los que mejor lo saben, los protagonistas de este “cuento”.
 El perfil de los alumnos que participan en este primer podscast es el siguiente: Menores en situación de riesgo de exclusión social del ACE eléctricos Salesianos Atocha. Todos tienen entre 14 y 15 años y por distintos motivos vienen de una falta de éxito en la ESO.

Para mí, lo interesante de los comentarios, y enlazando con el principio de mi reflexión, es la respuesta ante la pregunta, ¿por qué se deja de leer?. Ninguno me habló de aburrimiento, falta de interés o que “eso es cosa de niños” como francamente me esperaba. Me hablaron de amigos, de grupo, de problemas de integración en ese nuevo “coro”. Personalmente  relaciono directamente esta respuesta con lo siguiente: Falta de personalidad, inseguridad y miedo al rechazo, hace tiempo que se les apagó el fuego en la forja de la autenticidad, pero no por la temprana edad de los chavales, personalmente opino que en gran medida es por otro motivo muy distinto.

Si el alumno de infantil y primaria crece en una ambiente carente de cariño y afectividad es muy probable que tenga nefastas consecuencias, en ocasiones esta situación puede culminar en que el alumno no acierte a la hora de elegir con criterio su forma de diversión o su forma de emplear y gestionar el tiempo libre. Entre estos momentos incluyo el momento de lectura. Está bien ofrecer textos atractivos, lecturas divertidas, dinámicas ocurrentes, recursos asombrosos y acciones motivadoras, pero la respuesta de los chicos nos dice que si no existe la base anteriormente comentada sirve de poco.
Estos alumnos no supieron enfrentarse con seguridad al gran reto que supone encontrar nuevos amigos. Leer, lo que para nosotros es, o debería ser, un acto sencillo y placentero, para un adolescente inseguro se convierte en un problema de tal envergadura que se deja de hacer, puede llegar a provocar miedo al rechazo de este nuevo grupo de desconocidos. Siendo para mí lo más insólito que además esta acción se puede realizar en la intimidad, no hace falta bajarse el libro en el bolsillo “al parque” mientras estás echándote unas risas con los colegas o intentando ligar con alguna “jamba”.
Y yo estoy convencido, y cada día que paso al lado de estos alumnos más. Esa inseguridad la provoca en gran medida crecer con miedos, y muchos de los miedos vienen cuando no te han querido y no te han dicho hasta la saciedad que eres lo mejor de vivir, que eres único, fuerte, capaz, genial e inigualable. Y esto algunas personas lo confunden, no es la principal tarea del docente, es obligación de los padres.
Que no te han dicho mucho ¡Cuánto te quiero hijo mío!. 

Saludos,
Iñaki

1 comentario:

  1. Tienes más razón que un santo, Iñaki. El punto de partida del trabajo de padres y maestros con los niños ha de ser dotarlos de un autoconcepto ajustado y de una autoestima que soporte los embates del tiempo y, sobre todo, de esos momentos en los que la necesidad de pertenencia nos hace necesitar el apoyo y la valoración de los demás. Es una pena que sigan pasando los años y continuemos pensando que educar es enseñar cosas, que la esencia de la educación está en los contenidos conceptuales...
    Pero siempre hay que tener esperanza en que esto cambiará... algún día...

    Anotado.

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