jueves, 10 de octubre de 2013

La poesía es un tostón del cuatro….


Eso es lo primero que me viene a la cabeza cuando recuerdo la nefasta experiencia que tuve cuando cursé  lo que hoy sería 6º de primaria.


“La poesía debe ser un campo trabajado por el niño no solamente vinculado a momentos especiales del curso y sin provocar en él la sensación de obligatoriedad que puede causar la presencia de algunos poemas en el libro de texto”.(Apuntes Bloque 1).






Totalmente de acuerdo, y todo lo contrario a lo que me enseñaron, me explico.
El Piyayo (José Carlos de Luna), y del Romancero gitano, el "Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla" (F.G.Lorca). Estas dos “glorias” de la poesía española y sin duda alguna las personas que intentaron, perdón, que me obligaron a que aprendiera de memoria y recitara estos textos fueron en parte los culpables de mi poco interés hacia este género durante muchos años.
A mí no se me presentó la poesía como un juego artístico, se me presentó como una sucesión de palabras formando frases que había que aprender y que de una forma peculiar sonaban bien. Y eso era todo. Con su debida explicación teórica pero así era la realidad. Es más, creo que un porcentaje bastante importante de compañeros no entendíamos (ni nos interesaban) las distintas metáforas a las que recurría el escritor.
Con los años he podido comprobar que en algunos aspectos  la realidad del profesor de literatura cambia, por la lectura positiva de las experiencias vividas, buenas y malas, y sobre todo por la formación y vocación que tenga esa misma persona. Puede que mis antiguos maestros tuvieran esa vocación y esa formación, pero echando la vista atrás creo honestamente que no era la forma más idónea de presentarnos la poesía.
Voy a contar la siguiente anécdota intentando responder a una de las cuestiones planteadas en el bloque. Cómo solucionar distintos problemas que puedan aparecer en clase.
Otra de las poesías que intentamos aprender en aquellas sesiones de sopor literario fue “El romance de la loba parda”, esta pieza forma parte del romancero viejo popular. Una vez más en lo que a mí respecta el intento de memorizar fue tarea inútil y tediosa, recuerdo eso sí a mi compañero Carlos López recitar como un ruiseñor todo lo que mandaban, como si de un Joselito de barrio se tratara.
Lo interesante vino con los años, y no pasaron muchos, descubrí al gran Joaquín Díaz y su peculiar forma de presentar cuentos, romances y leyendas. Me llamaron la atención dos cosas; la primera que una de sus canciones era el romance que años atrás intenté aprender en clase, la segunda y la que más, el agradable arpegio de guitarra española que acompañaba al texto, el cual hacía de la poesía una canción con una melodía para mí increíblemente atrayente. Me la aprendí en muy poco tiempo…


En este caso la música consiguió que me encantara el romance, de repente sentí emoción, tristeza por la loba, vi como enlazaban las palabras, y el texto me interesó. Cuento todo esto porque, para mí esto son los recursos a utilizar en un futuro, una forma de solventar esos problemas que puedan surgir en clase con los alumnos. Cuando sea necesario, buscar alternativas a la hora de presentar los textos, de forma audiovisual, cantada, dibujada, escenificada o leída, como sea pero atrayente.

  • A lo largo de esta etapa los niños y las niñas deben empezar a adquirir un saber reflexivo sobre las prácticas comunicativas necesarias para vivir en la sociedad del siglo XXI.
  • Utilizar la lectura como fuente de placer y de enriquecimiento personal, y aproximarse a obras relevantes de la tradición literaria para desarrollar hábitos de lectura.
Currículo de Educación Primaria.BOE

Interpretando lo que nos dice el BOE estamos en la obligación de utilizar la lectura como elemento de juego-placer para llegar a conseguir ese enriquecimiento. Estamos en la obligación adaptar nuestra forma de dar clase a los alumnos del siglo XXI y para lograr esta árdua tarea es necesario formarse, estar actualizados, convivir con los alumnos, saber cuales son sus inquietudes, qué es lo que les gusta, qué es lo que les aburre...
Mis libros de cabecera suelen ser de historia. Me empezaron a gustar en la adolescencia cuando comencé a comprar juegos NAC (Estrategia basado en batallas con datos reales), quise ponerle “cara” a mis tropas y a mis movimientos en el tablero. Una vez más de una forma indirecta aprendí a leer, aprendí a utilizar la literatura como fuente de enriquecimiento personal.
Aun siendo la materia que más horas tiene en el currículo de primaria los futuros profesores de lengua castellana y literatura estamos ante un verdadero reto. Existe un inconveniente muy presente en bastantes familias españoles, no se lee en casa. En algunos hogares la única lectura diaria es la que se realiza mientras se sientan en la taza del váter con las etiquetas de los botes de champú.
Debemos de encontrar la motivación en el alumno para que exista una continuidad, se cree un hábito hasta llegar a la autonomía personal a la hora de leer y a experimentar el verdadero placer que proporciona esta acción.


Con los años no he conseguido que me llegue a gustar del todo la poesía, ¿realmente será por la experiencia descrita al principio de la entrada?

Saludos,
Iñaki

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con lo que cuentas. Soy una lectora empedernida desde que nací. Bueno, en realidad empecé a leer a eso de los 3 añitos, cuando mi madre empezó a enseñarme por su cuenta y riesgo en casa, pero mis padres se ocuparon de leerme cuentos desde que asomé mi melenuda cabecita al mundo. ¿Contarme? No lo simplificaría tanto. Ellos ponían voces, hacían gestos, comentaban las ilustraciones... Más que escuchar un cuento era como escuchar una obra de teatro. ¡ERa simplemente apasionante! ¡El mejor momento del día!
    Quizás por ello he acabado por dedicarme a las letras, porque por encima de todo deseo poder colarme en los sueños de mis lectores y evocar en ellos todo lo que mis padres evocaron con sus lecturas.
    Y es que jamás deberíamos descuidar el componente lúdico y creativo que toda buena enseñanza debe tener...

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    1. Muchas gracias por tu valiosa aportación Ana, es innegable que el poso de las vivencias queda marcado en la esencia de cada uno y en gran medida nos condiciona a la hora de elegir nuestro futuro. Yo estoy plenamente convencido que el hábito a la lectura está precedido de una experiencia agradable y cercana. Y como todo en la vida en la medida que se cultive así crecerá..lo veo en mis alumnos todos los días. Creo estar en el camino correcto, preguntando, investigando, etc..
      Si no te importas voy a hacer referencia a una entrada de tu blog en un post que estoy elaborando. Gracias y un saludo,
      Iñaki

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    2. Gracias a ti, Iñaki, por compartir tu experiencia con todos nosotros. Y por supuesto, estaré muy orgullosa de que hagas una referencia a algún contenido mío en tu blog :)

      Un beso

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  2. Hola compadre: sabes que comparto buena parte de tu forma de ver la vida y que admiro, a la vez que envidio, vuestra sensibilidad artistica (a la que ahora se añade la literaria) pero a leer se aprende leyendo. Leer con música puede ser muy atractivo, pero cultiva la parte del cerebro que aprecia la musica. La lectura, en especial de poesia, debe aprenderse, interiorizarse y sentirse en la mente y corazón y esa experiencia no es facilmente trasladable. A cada uno nos llega en un momento diferente de nuestras vidas y a algunos les llega demasiado tarde. Y siempre post lectura.

    En cuanto al aprendizaje divertido y lúdico hay que pensar que no todo el mundo se divierte con el mismo tipo de cosas y/o juegos. No defiendo la memorización como técnica, ni mucho menos, es posiblemente el peor método docente. Sin embargo si que creo que cada materia debe tener un tratamiento, y el de la poesia no es el juego. Puede que el juego haga que apreciemos unos poemas concretos, pero no la poesía o la literatura. Son temas, materias, conocimientos que exigen de un grado de analisis del contenido aparente, y del sugerido, que producen placer desde el interior de uno mismo.

    Rompo una mini lanza a favor del aprendizaje y la docencia con rigor, seriedad y esfuerzo, que no es lo mismo que forzada, aburrida y con sufrimiento. Hay muchas formas de divertirse y hay que empezar a entender que aprender y estudiar es una aventura excitante, solo hay que darse cuenta de ello.

    No me entiendas mal, insisto en que te admiro, mi mensaje no es en absoluto una enmienda a la totalidad de tu post, es un intento denque no pasemos de la letra con sangre entra , al aprendamos con phosquitos.

    Un abrazo de tu amigo, QiQe.

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  3. Como reflexión surgida de la lectura del módulo docente, me parece extraordinaria. Como artículo del bloque me parece pobre porque te limitas a un solo aspecto muy concreto y estos artículos deben ser revisiones personales de los visto, aprendido y experimentado a partir de la lectura. Te digo esto porque me parece entender, por las etiquetas, que es una de las actividades obligatorias.

    El caso es que voy a borrar esta impresión ya que, bien mirada, tu reflexión no responde a lo solicitado en la página 4/5 de la guía práctica en la que se definen los contenidos que deben aparecer en el artículo de cada bloque y voy a comentarla como una reflexión voluntaria.

    El tema que tocas es especialmente interesante para mí ya que mi primer campo de creación literaria semi-profesional fue la poesía.

    La poesía es el género más desconocido y peor trabajado por los maestros y profesores de secundaria porque no tienen nada claras estas dos cuestiones:
    1- La poesía está escrita para ser sentida, no para ser comprendida. Ya en la época de Aristóteles, la lírica se entendía como un género para ser compartido afectivamente.
    2- Lo importante de la recepción poética no está en lo que el autor quería decir sino en lo que le dice a cada uno de los receptores.

    Estos principios básicos que sí empleamos en las canciones que escuchamos, disfrutamos y, por supuesto comprendemos desde nuestra propia esencia y desde nuestra realidad vital, no los empleamos cuando se trata de leer y comentar un poema en el aula.

    El comentario de textos incluido por Lázaro Carreter por primera vez en los currículos escolares en la ley del 70 porque "había que completar los contenidos del área de lengua y literatura", lejos de favorecer la comprensión de la lírica, hace que los estudiantes se frustren y piensen que no son capaces de comprender la poesía porque no son capaces de llegar a lo que el autor quería decir. De esta forma, un instrumento de análisis objetivo utilizado por los filólogos se convirtió en el cepo que impide disfrutar del placer de sentir las palabras de otros como propias... que es lo que realmente significa leer poesía.

    Como la vida es paradójica, los chavales de ESO que no acaban de comprender el Romancero Gitano de Lorca disfrutan con "La ciudad de los gitanos" de Marea, compuesta por fragmentos de ese libro que han renunciado a entender... y así nos va... alejando la cultura de los niños sin que se nos despeine el flequillo.

    El primer paso para conocer a una rana es verla, tocarla, perseguirla, verla comer... no encontrarla diseccionada sobre la mesa del laboratorio de biología... y eso es lo que pasa con la poesía: antes de haberla vivido, sentido y experimentado, jugamos a diseccionarla cuando no tenemos ni los conocimientos ni las destrezas adecuadas para hacerlo.

    En Primaria es más fácil ya que no existe la presión de estudiar la historia de la literatura. El trabajo con la poesía puede ser lúdico cuando el texto lo permita, intelectual cuando sea necesario y siempre emocional.

    Disiento de tu amigo en que la poesía no debe trabajarse a través del juego. El juego poético es la base del acercamiento del niño a la poesía como veremos en el bloque 5. Si revisamos la historia de la literatura y aterrizamos en los movimientos de vanguardia de finales del siglo XIX y principios del XX veremos como toda la poesía moderna, incluyendo la genial y fructífera generación del 27 basa su creación en los juegos de palabras, conceptos, formas de sugerir y formas de expresar. Jugar con el lenguaje es la única forma de comprender su función poética y la mayoría de las figuras literarias son juegos semánticos, conceptuales, auditivos, etc...

    Tal vez la discusión deba ser qué significa la palabra "jugar"...

    Te anoto esta reflexión como voluntaria.

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